En 1946, el carguero polaco SS Kielce, cargado de municiones, se hundió a unas cuatro millas de la costa de Inglaterra. Su intento de rescate en 1967 dio como resultado una explosión equivalente a un terremoto de 4,5 grados en la escala de Richter.
En esta ocasión no hubo heridos, pero otros no tuvieron tanta suerte. Más de 110 personas murieron a causa de artefactos explosivos sin detonar arrojados al Mar del Norte desde 1945.
Un estudio publicado esta semana en Marine Technology News investigó otro riesgo que plantean estas municiones. En el sudoeste del mar Báltico hay unos 3.000 kilogramos de sustancias químicas tóxicas disueltas liberadas por municiones sin explotar, según el estudio del Centro GEOMAR Helmholtz para la Investigación Oceánica de Kiel. Las municiones sin explotar contienen sustancias tóxicas como TNT (2,4,6-trinitrotolueno), RDX (1,3,5-trinitro-1,3,5-triazina) y DNB (1,3-dinitrobenceno), que se liberan al agua del mar cuando las carcasas metálicas se corroen.
Se espera que la contaminación aumente con el tiempo a medida que las cubiertas metálicas continúan corroyéndose, liberando cada vez más compuestos tóxicos, un proceso que se proyecta que continuará durante al menos 800 años.
El año pasado se iniciaron dos proyectos financiados por la UE para ayudar a mitigar la amenaza que suponen los aproximadamente 1,6 millones de toneladas de municiones arrojadas a los mares europeos. Los equipos del proyecto pretenden avanzar en la robótica, la obtención de imágenes en 3D y el apoyo de la inteligencia artificial para la detección y clasificación de municiones sin detonar.
La munición varía desde balas individuales hasta cajas de municiones y bombas de 500 kg, y un proyecto piloto de limpieza llevado a cabo por los contratistas SeaTerra, Eggers Kampfmittelbergung y Hansataucher, involucra grúas de cubierta equipadas con una variedad de pinzas para retirar cajas de municiones, una oruga equipada con un brazo robótico para colocar pequeños proyectiles de artillería en cestas submarinas y ROV con buzos en espera.
El último número de la revista Marine Technology Reporter incluye un análisis en profundidad de la tecnología de los vehículos submarinos. Escrito por David R. Strachan, analista de defensa y fundador de Strikepod Systems, el artículo analiza el desarrollo de un vehículo submarino submarino por parte de la Marina de los EE. UU. cuyas misiones incluirán la eliminación de artefactos explosivos.