Científicos de una expedición liderada por Argentina a bordo del buque de investigación Falkor (too) del Instituto Oceanográfico Schmidt desplegaron diversas tecnologías para recopilar el conjunto de datos más completo disponible sobre cómo la principal corriente oceánica de las Malvinas interactúa con los cañones submarinos e influye en la reconocida biodiversidad marina de Argentina. Su objetivo era comprender mejor las floraciones de plancton de la región, la base de la cadena alimentaria que sustenta la industria pesquera argentina. Estas floraciones de plancton son tan extensas que pueden observarse desde el espacio.
La expedición fue dirigida por la Dra. Silvia Inés Romero del Servicio de Hidrografía Naval de Argentina. Su equipo planteó la hipótesis de que estos cañones submarinos sirven como conductos entre las profundidades marinas y las aguas menos profundas, proporcionando nutrientes esenciales que sustentan las enormes floraciones de fitoplancton de Argentina, las cuales, a su vez, sustentan ecosistemas marinos prósperos.
Durante 27 días de octubre, utilizaron un planeador, 46 derivadores de superficie marina, dos módulos de aterrizaje en el fondo marino, una boya amarrada y tecnologías adicionales a bordo de buques para cartografiar cuatro cañones submarinos y las áreas circundantes para recopilar datos sobre cómo interactúan las corrientes con el fondo marino.
Esta expedición fue la segunda del Instituto Oceanográfico Schmidt en colaboración con científicos argentinos y dentro de aguas del país. El equipo que lideró la primera expedición al cañón submarino de Mar del Plata observó una rica biodiversidad y frágiles ecosistemas de coral de aguas frías.
Según Romero, conocer la forma de los cañones es el primer paso para comprender cómo se mueven las corrientes en su interior. Los mapas de alta calidad, elaborados con datos de los sonares del buque de investigación Falkor (too) , revelaron características sorprendentes del fondo marino: algunos cañones tenían paredes escarpadas, mientras que otros presentaban terrazas.
Los científicos saben que los cañones concentran el fitoplancton, la base de la cadena alimentaria marina, a lo largo del talud continental, especialmente cerca de las cabeceras de los cañones y las aguas superficiales, pero nadie había recopilado todos los datos oceanográficos físicos y químicos necesarios que documentaran las condiciones que facilitan las grandes floraciones en estas áreas.
Doctor en Filosofía. La estudiante Melina Scian de la Universidad de Buenos Aires, la investigadora asistente Lucía Carolina Kahl del Servicio de Hidrografía Naval y la científica jefa Silvia Romero del Servicio de Hidrografía Naval de la Universidad de la Defensa Nacional y la Universidad de Buenos Aires, examinan un frasco de zooplancton recolectado en alta mar de Argentina en el R/V Falkor (también) . © Instituto Oceánico Schmidt
El equipo dedicará los próximos meses a analizar los datos para comprender los mecanismos específicos que impulsan la proliferación de fitoplancton y controlan las corrientes dentro de los cañones submarinos. La investigación aportará información valiosa sobre las floraciones de algas nocivas, la protección de la biodiversidad y la resiliencia ante el cambio climático. Los mapas de alta calidad se entregarán al Servicio Hidrográfico Argentino para mejorar las cartas náuticas. Asimismo, formarán parte de un esfuerzo global para cartografiar el fondo marino a través del proyecto Nippon Foundation-GEBCO Seabed 2030.
El equipo también utilizó el vehículo operado remotamente (ROV) SuBastian del Instituto Oceanográfico Schmidt para observar la biodiversidad y recolectar muestras en los cañones. Con las cámaras de alta resolución del ROV, descubrieron paredes cubiertas de coral, sedimentos negros que expulsaban burbujas, lo que sugiere la presencia de filtraciones de metano, y grandes bancos de peces.